
Exposiciones como la protagonista de este post son una muestra de la decadencia y estado de crisis que sufre el diseño industrial español. Permítanme que me explique.
Puede que nos encontremos con la más cuantiosa y formada generación de diseñadores que España haya visto en 20 años. Quizá sea la primera generación cuya formación académica ha sido orientada hacia el diseño. Como ya es sabido, la mayoría de diseñadores españoles han surgido de otras “artes”, pero esta nueva generación son diseñadores formados en exclusiva para crear productos industriales.
Ante este “designer boom” del 2000 nos encontramos ante la decadencia del sector industrial español, cosa que ha creado la mayor emigración de diseñadores industriales a otros sectores (gráfico, web… incluso hacia a otros que ni me atrevo a nombrar). ¿Mal ajuste a las necesidades del mercado laboral o mala gestión estratégica de las empresas? Posiblemente ambas sean las causas, aunque la fácil excusa de la invasión del Gigante Dormido oculte bastante las tristes realidades (y/o deficiencias) del sector industrial español.
Otra de las posibles causas puede que sea la dinamitación del “mercado del diseño industrial” de la mano de los propios diseñadores (me refiero a los de renombre o consagrados). La mala interpretación del diseño como arte genera un consumo de diseño como algo elitista, caro, inútil, etc.; algo nunca más lejano de la realidad. El abuso de este concepto (para el enriquecimiento de “algunos”) ha minado el camino a esta nueva generación emergente, así como el crecimiento de los industriales españoles, no fomentando una cultura del diseño sana con la que se podría haber hecho sombra al Gigante.
El concepto, tan utilizado actualmente, de “democratización” aplicado al diseño industrial español, podría solventar varios problemas de un solo golpe. Daría trabajo a una toda una generación de nuevos diseñadores y podría mejorar la economía de las industrias españolas. Tarde o temprano la dictadura del diseño elitista, que tanto ciega a los industriales, caerá. Muestras como la exposición “Yomeloguiso”, en la que los jóvenes diseñadores reivindican su hueco, son prueba de ello.